Madre Loba detuvo el relato y ahora fue ella la que fijó su mirada en la esfera blanquecina. Pensé instarla a continuar, me pareció inoportuno. Tenía interés en que prosiguiese, mis recuerdos eran cada vez más nítidos pero parecían ir un paso tras sus palabras, cómo si éstas fuesen abriendo camino en mi memoria pero comprendí que su sentido del tiempo y el mío eran divergentes y calmé mi impaciencia. Poco después volvió al mismo lugar y se sentó.
. – Sopesé las consecuencias de quedarme contigo y las asumí pero debía ser justa y liberarme de egoísmo dejándote la decisión a ti. Al espíritu del bosque le pareció una solución sensata. Te guié hacia donde percibía las energías del hombre. Busqué un lugar alto y oculto y te observé. Junto a mi parecías mirar con indiferencia al grupo de hombres y mujeres que desplegados rebuscaban entre la maleza mientras gritaban tu nombre. Pasó rato y tu continuabas a mi lado sin responder a sus llamadas. Comprendí que deseabas quedarte conmigo y me disponía a dar la orden de marcharnos cuando una voz se destacó entre las demás y tu dijiste algo.
. – Mamá – dije interrumpiéndola.
. – Sí, lo has recordado – Madre Loba se detuvo unos instantes como si el recuerdo le causase pesar – Titubeaste unos segundos mirándome y después saliste al claro y comenzaste a bajar la colina llamándola. Vi como te abrazaba y la alegría de los demás y me alejé internándome en el bosque con mis crías.
. – Tomé la decisión de volver por mi madre pero quería quedarme contigo. Si ella no hubiese estado con los que me buscaban posiblemente así habría sido pero pudo más mi amor por ella.
. – Así debía ser. Me dolió pero lo comprendí más tarde – respondió con una especie de resoplido – El don que poseo me fue concedido por una razón, no pedí ser elegida y la responsabilidad conllevaba mucha soledad. Mi especie debía continuar, perpetuarse en unos tiempos de aniquilación e indiferencia de un enemigo poderoso. Fui escogida dotándome de atributos inusuales a los de los míos. El deseo de quedarme contigo fue motivado por un interés propio. Una cría de nuestro peor enemigo podía acabar con la oportunidad que se había brindado a mi especie. Mi obligación debía ser anteponer la razón a los impulsos emotivos. Ese día tu corazón fue sabio sin saberlo y se inclinó por la mejor decisión para ambas.
. – ¿ Porque lo olvidé todo? De todo aquello sólo quedaron retazos en mi mente.
. – Era lo mejor para ti. Esos recuerdos no habrían hecho bien a tu vida entre los tuyos ni a nosotros. Con la edad que tenías era o no volver y que te diesen por perdida o que te quedases en tu mundo. Las incursiones nos habrían puesto en peligro en un momento muy delicado para el lobo. Un favor del espíritu del bosque. Actuó sabiamente.
Suspiré con calma sopesando sus palabras y no pude evitar un gesto de melancolía.
. – Aquel día perdí algo y esa sensación de perdida me ha acompañado todos estos años – bajé la mirada hasta el arroyo. El agua brillaba en los saltos con la luna, ahora más clara – Creo que esa fue la razón de volver y comprar la casa tan cerca del bosque. Fue como una llamada, un intento de encontrar algo que no sabía había perdido.
. – No estaba perdido sólo dormido pero siempre estuvo dentro de ti.
. – Pero ha pasado tanto tiempo.
. – El tiempo nunca es perdido, sólo se vive de otra forma y hay cosas que requieren un largo proceso de maduración para llegar a todo su esplendor. Has conseguido experiencias valiosas entre los tuyos y estas a tiempo de atesorar otras. Tú de alguna forma al igual que yo has sido elegida porque el don con el que fuiste dotada está intacto – sus ojos se clavaron con fijeza en los míos – Dependerá de ti el uso que decidas hacer de él. Yo no tuve imposición aquel día, pude elegir quedarme contigo y así lo hice. Tu acción me favoreció en una decisión errada y los años así lo han demostrado. Ahora posees libertad y mi misión con mi especie está concluida. El hombre ha cambiado su actitud de exterminio y el destino de los míos está equiparado al resto, ahora nosotros y nuestro hogar depende de las contingencias pero es un destino común.
No pude evitar una sonrisa al comprender lo que quería decir, habían cambiado para bien los tiempos de persecución y muerte despiadada del lobo pero su supervivencia ahora estaba unida a destinos comunes de otras especies y dependiendo como antes de la actuación del hombre.
. – No es muy halagüeño el panorama ¿No? – contesté con cierta ironía amarga.
. – El hombre puede ser un viento devastador o una brisa cálida – añadió con serena calma – Se le ha otorgado el poder de destruir y de regenerar la vida y he ahí su miseria y su grandeza – su mirada penetrante fijó su atención en el arroyo antes de levantar sus ojos hacia mi – El resto de las especies sólo podemos desear que siga en alza ésta última para bien de todos, incluido él mismo.
. – Está amaneciendo – dije mirando la suave claridad azulada con tintes rosados que recortaba la silueta de la montaña – Volveré apenas descanse. Tenemos que recuperar mucho tiempo y sospecho que muchas enseñanzas.
. – Estaré siempre que me llames – giró hacia la línea de árboles más allá de la orilla – Mi tiempo ahora es tuyo.
La vi perderse en la oscuridad del bosque mientras las formas comenzaban a distinguirse con una suave luz grisácea. Suspiré incorporándome y emprendí el regreso a casa sabiéndome privilegiada de las posibilidades que se abrían por conocer a un ser tan extraordinario. Posibilidades que pensaba aprovechar.
. – Sopesé las consecuencias de quedarme contigo y las asumí pero debía ser justa y liberarme de egoísmo dejándote la decisión a ti. Al espíritu del bosque le pareció una solución sensata. Te guié hacia donde percibía las energías del hombre. Busqué un lugar alto y oculto y te observé. Junto a mi parecías mirar con indiferencia al grupo de hombres y mujeres que desplegados rebuscaban entre la maleza mientras gritaban tu nombre. Pasó rato y tu continuabas a mi lado sin responder a sus llamadas. Comprendí que deseabas quedarte conmigo y me disponía a dar la orden de marcharnos cuando una voz se destacó entre las demás y tu dijiste algo.
. – Mamá – dije interrumpiéndola.
. – Sí, lo has recordado – Madre Loba se detuvo unos instantes como si el recuerdo le causase pesar – Titubeaste unos segundos mirándome y después saliste al claro y comenzaste a bajar la colina llamándola. Vi como te abrazaba y la alegría de los demás y me alejé internándome en el bosque con mis crías.
. – Tomé la decisión de volver por mi madre pero quería quedarme contigo. Si ella no hubiese estado con los que me buscaban posiblemente así habría sido pero pudo más mi amor por ella.
. – Así debía ser. Me dolió pero lo comprendí más tarde – respondió con una especie de resoplido – El don que poseo me fue concedido por una razón, no pedí ser elegida y la responsabilidad conllevaba mucha soledad. Mi especie debía continuar, perpetuarse en unos tiempos de aniquilación e indiferencia de un enemigo poderoso. Fui escogida dotándome de atributos inusuales a los de los míos. El deseo de quedarme contigo fue motivado por un interés propio. Una cría de nuestro peor enemigo podía acabar con la oportunidad que se había brindado a mi especie. Mi obligación debía ser anteponer la razón a los impulsos emotivos. Ese día tu corazón fue sabio sin saberlo y se inclinó por la mejor decisión para ambas.
. – ¿ Porque lo olvidé todo? De todo aquello sólo quedaron retazos en mi mente.
. – Era lo mejor para ti. Esos recuerdos no habrían hecho bien a tu vida entre los tuyos ni a nosotros. Con la edad que tenías era o no volver y que te diesen por perdida o que te quedases en tu mundo. Las incursiones nos habrían puesto en peligro en un momento muy delicado para el lobo. Un favor del espíritu del bosque. Actuó sabiamente.
Suspiré con calma sopesando sus palabras y no pude evitar un gesto de melancolía.
. – Aquel día perdí algo y esa sensación de perdida me ha acompañado todos estos años – bajé la mirada hasta el arroyo. El agua brillaba en los saltos con la luna, ahora más clara – Creo que esa fue la razón de volver y comprar la casa tan cerca del bosque. Fue como una llamada, un intento de encontrar algo que no sabía había perdido.
. – No estaba perdido sólo dormido pero siempre estuvo dentro de ti.
. – Pero ha pasado tanto tiempo.
. – El tiempo nunca es perdido, sólo se vive de otra forma y hay cosas que requieren un largo proceso de maduración para llegar a todo su esplendor. Has conseguido experiencias valiosas entre los tuyos y estas a tiempo de atesorar otras. Tú de alguna forma al igual que yo has sido elegida porque el don con el que fuiste dotada está intacto – sus ojos se clavaron con fijeza en los míos – Dependerá de ti el uso que decidas hacer de él. Yo no tuve imposición aquel día, pude elegir quedarme contigo y así lo hice. Tu acción me favoreció en una decisión errada y los años así lo han demostrado. Ahora posees libertad y mi misión con mi especie está concluida. El hombre ha cambiado su actitud de exterminio y el destino de los míos está equiparado al resto, ahora nosotros y nuestro hogar depende de las contingencias pero es un destino común.
No pude evitar una sonrisa al comprender lo que quería decir, habían cambiado para bien los tiempos de persecución y muerte despiadada del lobo pero su supervivencia ahora estaba unida a destinos comunes de otras especies y dependiendo como antes de la actuación del hombre.
. – No es muy halagüeño el panorama ¿No? – contesté con cierta ironía amarga.
. – El hombre puede ser un viento devastador o una brisa cálida – añadió con serena calma – Se le ha otorgado el poder de destruir y de regenerar la vida y he ahí su miseria y su grandeza – su mirada penetrante fijó su atención en el arroyo antes de levantar sus ojos hacia mi – El resto de las especies sólo podemos desear que siga en alza ésta última para bien de todos, incluido él mismo.
. – Está amaneciendo – dije mirando la suave claridad azulada con tintes rosados que recortaba la silueta de la montaña – Volveré apenas descanse. Tenemos que recuperar mucho tiempo y sospecho que muchas enseñanzas.
. – Estaré siempre que me llames – giró hacia la línea de árboles más allá de la orilla – Mi tiempo ahora es tuyo.
La vi perderse en la oscuridad del bosque mientras las formas comenzaban a distinguirse con una suave luz grisácea. Suspiré incorporándome y emprendí el regreso a casa sabiéndome privilegiada de las posibilidades que se abrían por conocer a un ser tan extraordinario. Posibilidades que pensaba aprovechar.
Proximo, 1ª parte de Luna de sangre, una leyenda de Madre Loba.
Mariant Herrera ( M. I)