escribe mariant...

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GRACIAS POR VISITAR MI PQUEÑO RINCÓN DE LETRAS, ESPERO PASES UN RATO AMENO Y ENTRETENIDO.

Iré escribiendo aquí algunas historias protagonizadas por el Gran Espíritu, mi personaje de Madre Loba y sus vivencias con Clara y puede que alguna que otra historia donde me lleve la imaginación y la fantasía.

Mi deseo de nuevo de que sean del agrado de quien se acerca a leer.

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viernes, 21 de mayo de 2010

Nueva senda, final del encuentro.






Madre Loba detuvo el relato y ahora fue ella la que fijó su mirada en la esfera blanquecina. Pensé instarla a continuar, me pareció inoportuno. Tenía interés en que prosiguiese, mis recuerdos eran cada vez más nítidos pero parecían ir un paso tras sus palabras, cómo si éstas fuesen abriendo camino en mi memoria pero comprendí que su sentido del tiempo y el mío eran divergentes y calmé mi impaciencia. Poco después volvió al mismo lugar y se sentó.
. – Sopesé las consecuencias de quedarme contigo y las asumí pero debía ser justa y liberarme de egoísmo dejándote la decisión a ti. Al espíritu del bosque le pareció una solución sensata. Te guié hacia donde percibía las energías del hombre. Busqué un lugar alto y oculto y te observé. Junto a mi parecías mirar con indiferencia al grupo de hombres y mujeres que desplegados rebuscaban entre la maleza mientras gritaban tu nombre. Pasó rato y tu continuabas a mi lado sin responder a sus llamadas. Comprendí que deseabas quedarte conmigo y me disponía a dar la orden de marcharnos cuando una voz se destacó entre las demás y tu dijiste algo.
. – Mamá – dije interrumpiéndola.
. – Sí, lo has recordado – Madre Loba se detuvo unos instantes como si el recuerdo le causase pesar – Titubeaste unos segundos mirándome y después saliste al claro y comenzaste a bajar la colina llamándola. Vi como te abrazaba y la alegría de los demás y me alejé internándome en el bosque con mis crías.
. – Tomé la decisión de volver por mi madre pero quería quedarme contigo. Si ella no hubiese estado con los que me buscaban posiblemente así habría sido pero pudo más mi amor por ella.
. – Así debía ser. Me dolió pero lo comprendí más tarde – respondió con una especie de resoplido – El don que poseo me fue concedido por una razón, no pedí ser elegida y la responsabilidad conllevaba mucha soledad. Mi especie debía continuar, perpetuarse en unos tiempos de aniquilación e indiferencia de un enemigo poderoso. Fui escogida dotándome de atributos inusuales a los de los míos. El deseo de quedarme contigo fue motivado por un interés propio. Una cría de nuestro peor enemigo podía acabar con la oportunidad que se había brindado a mi especie. Mi obligación debía ser anteponer la razón a los impulsos emotivos. Ese día tu corazón fue sabio sin saberlo y se inclinó por la mejor decisión para ambas.
. – ¿ Porque lo olvidé todo? De todo aquello sólo quedaron retazos en mi mente.
. – Era lo mejor para ti. Esos recuerdos no habrían hecho bien a tu vida entre los tuyos ni a nosotros. Con la edad que tenías era o no volver y que te diesen por perdida o que te quedases en tu mundo. Las incursiones nos habrían puesto en peligro en un momento muy delicado para el lobo. Un favor del espíritu del bosque. Actuó sabiamente.

Suspiré con calma sopesando sus palabras y no pude evitar un gesto de melancolía.
. – Aquel día perdí algo y esa sensación de perdida me ha acompañado todos estos años – bajé la mirada hasta el arroyo. El agua brillaba en los saltos con la luna, ahora más clara – Creo que esa fue la razón de volver y comprar la casa tan cerca del bosque. Fue como una llamada, un intento de encontrar algo que no sabía había perdido.
. – No estaba perdido sólo dormido pero siempre estuvo dentro de ti.
. – Pero ha pasado tanto tiempo.
. – El tiempo nunca es perdido, sólo se vive de otra forma y hay cosas que requieren un largo proceso de maduración para llegar a todo su esplendor. Has conseguido experiencias valiosas entre los tuyos y estas a tiempo de atesorar otras. Tú de alguna forma al igual que yo has sido elegida porque el don con el que fuiste dotada está intacto – sus ojos se clavaron con fijeza en los míos – Dependerá de ti el uso que decidas hacer de él. Yo no tuve imposición aquel día, pude elegir quedarme contigo y así lo hice. Tu acción me favoreció en una decisión errada y los años así lo han demostrado. Ahora posees libertad y mi misión con mi especie está concluida. El hombre ha cambiado su actitud de exterminio y el destino de los míos está equiparado al resto, ahora nosotros y nuestro hogar depende de las contingencias pero es un destino común.
No pude evitar una sonrisa al comprender lo que quería decir, habían cambiado para bien los tiempos de persecución y muerte despiadada del lobo pero su supervivencia ahora estaba unida a destinos comunes de otras especies y dependiendo como antes de la actuación del hombre.
. – No es muy halagüeño el panorama ¿No? – contesté con cierta ironía amarga.
. – El hombre puede ser un viento devastador o una brisa cálida – añadió con serena calma – Se le ha otorgado el poder de destruir y de regenerar la vida y he ahí su miseria y su grandeza – su mirada penetrante fijó su atención en el arroyo antes de levantar sus ojos hacia mi – El resto de las especies sólo podemos desear que siga en alza ésta última para bien de todos, incluido él mismo.
. – Está amaneciendo – dije mirando la suave claridad azulada con tintes rosados que recortaba la silueta de la montaña – Volveré apenas descanse. Tenemos que recuperar mucho tiempo y sospecho que muchas enseñanzas.
. – Estaré siempre que me llames – giró hacia la línea de árboles más allá de la orilla – Mi tiempo ahora es tuyo.
La vi perderse en la oscuridad del bosque mientras las formas comenzaban a distinguirse con una suave luz grisácea. Suspiré incorporándome y emprendí el regreso a casa sabiéndome privilegiada de las posibilidades que se abrían por conocer a un ser tan extraordinario. Posibilidades que pensaba aprovechar.



Proximo, 1ª parte de Luna de sangre, una leyenda de Madre Loba.




Mariant Herrera ( M. I)

lunes, 17 de mayo de 2010

MADRE LOBA. La decisión.


. – Amaneció un día claro y despejado – continuó el relato –Comprendí que podías entenderme mejor aún que mis crías. Podía compartir cosas a otro nivel, un alivio a mi soledad. Nunca me había pesado hasta que apareciste y en sólo unas horas dejé vagar mi mente en las posibilidades y me dije que quizá habías sido un regalo y un alivio de mi destino. La idea de que te quedases conmigo tomaba cada vez más forma. Yo podía enseñarte todo lo que había aprendido y tú aportarías la alegría de participar en un conocimiento que excedía a mi especie – el brillo de sus ojos cambió haciéndome sentir aún más empatía con este asombroso animal. Ajena a mis pensamientos la loba continuó – Como siempre nos acercamos al río y cacé un conejo como comida a mis lobeznos y para entrenarlos. Observé tu cara de asco y comprendí el primer problema, enseñar a comer de nuevo a una cría humana de tres o cuatro años que tendrías entonces. Una morera cercana de la que comenzaste a comer solucionó la cuestión momentáneamente. Buscar frutos del bosque era una posible solución si te repelía la carne. Pasamos el resto del día deambulando y con mi atención más en ti que en mis crías. Mi entusiasmo mostrándote cosas crecía por momentos y más al notar la atención y entendimiento que mostrabas. Llegó la noche y buscamos acomodo en otra oquedad del terreno. Te miré preocupada, sólo habías comido moras y decidí que al día siguiente te llevaría a algunos árboles frutales aunque tuviésemos que acercarnos más a los territorios del hombre.
Detuvo un momento su relato y de nuevo entendí que me dejaba tiempo para que buscase en mis registros mentales. El correr de un día, las subidas y bajadas de un interminable caminar por los bosque, juegos con los lobeznos y mi atención a sus indicaciones comenzaron a encontrar luz en la oscuridad en los que habían estado esos años. Como comprendiendo mis pensamientos ella continuó la historia.
,- Amaneció otro día y ya casi había iniciado la marcha para acercarnos a alimentos que pudieses ingerir cuando sentir la llamada del espíritu del bosque.
. – No recuerdo que te alejases – dije espontánea.
. – No era necesario – la mirada de Madre Loba se dulcificó – el espíritu está en todas partes, para comunicase con él sólo requería concentración para oír su voz en mi interior – ladeó la cabeza – Veo que tu mente se abre y recuerdas cada vez mejor – afirmé con un gesto de la mía – Su llamada fue de atención, una recriminación por mis actos y las ideas que había comenzado a albergar respecto a ti. Dijo que gran número de hombres se acumulaba en la entrada de los bosques y que yo sabía la razón.

Respiré hondo alzando la vista a la luna que ahora estaba más baja, a nivel de los árboles cercanos.
. – Esos hombres me buscaban a mi ¿ no?. El espíritu del bosque te prohibió que te quedases conmigo ¿ Verdad?.
. – No funciona así. Cuando se te otorga un don que te hace distinta, más sabia, se supone que esa sabiduría debe ser capaz de guiar tus acciones y tus pasos. Él recordó que toda acción tiene una reacción y unas consecuencias.


Continuará....

viernes, 14 de mayo de 2010

El encuentro (IV)



. – ¿Es esa la razón por la que me has llamado niña de agua?
. – Sí y por las cualidades que observé más tarde. El agua lo penetra todo, entra hasta lo más profundo de la tierra y conoce hasta el último de sus recodos – la loba recorrió el par de metros que nos separaba. De cerca era aún más visible que no era un animal corriente. En su frente y a esta distancia podía percibir a la luz de la luna una extraña cicatriz en su frente que más que la secuela de una herida tuve la impresión era un señal, quizá un aviso para los suyos de a quien tenían delante. En sus ojos veía ese signo de serenidad y sabiduría que muy pocas personas que yo había conocido poseían. En un animal antes de esta noche hubiese sido impensable, tal vez tanto como el hecho de sostener una charla con ella y escuchar con actitud reverente sus palabras. Pero nada de lo que estaba sucediendo me sorprendía. Tenía la impresión de estar recuperando algo perdido hacia mucho tiempo.
. – Entraste en la cueva siguiendo a mi lobezno. Tus ojos no están adaptados como los nuestros a la oscuridad pero tu parecías ser capaz de percibir donde estaba echada porque te detuviste apenas en la entrada, diste un par de pasos hacia la pared y te hiciste un ovillo buscando algo de calor. No noté miedo sino cautela o una forma de respeto que me sorprendió aún más. Sin hablarte lancé un pensamiento, que era mejor que te acomodarás con nosotros. Tus ropas estaban mojadas y la noche fría – la sensación reconfortante de cuerpos cálidos se abrió paso en mi mente – Sin palabras lo entendiste y te arrebujaste apoyando tu cabeza en mi lomo – Ya no tenía duda de que poseías un don extraordinario.
. – Voy recordando Madre Loba. Porque es así como te llamas. No me lo has dicho pero yo sabía que te llaman así.
. – Es maravilloso que tu mente esté recuperando los recuerdos tan rápido.
. – No tanto como quisiera, son sólo trazos. Por favor continua contando que ocurrió. Quiero saberlo todo y lo más importante porque lo olvidé durante todos estos años.

Continuará...

martes, 11 de mayo de 2010

El encuentro (III).

 


. – ¿Porqué no tenía interés para ti? – pregunté extrañada – era una niña pequeña, un bocado fácil.
. – La comida para mi no era un problema. Ya era una vieja loba en esos días – volvió a su postura cómoda echada – En realidad mi tiempo de fertilidad había pasado hacia mucho tiempo pero la situación crítica de mi raza perseguida y diezmada por el hombre hasta casi la extinción hizo que llamase la atención y el favor del espíritu del bosque. A él le debo mi longevidad y la posibilidad del milagro de la vida de esos cachorros y algunos más que llegaron después. La búsqueda de comida era una de las razones de peligro. Se me concedió no necesitarla, igual que la vida y la sabiduría que me ha permitido prolongar mi tiempo entre los míos hasta ahora.
. – ¿ No necesitas alimento para vivir?. ¿Tus hijos tampoco?.
. – Sólo yo fui escogida. Mis crías han sido lobos normales encargados de perdurar mi especie. Intenté, eso sí, educarlos en la costumbre de estar lejos del hombre. La actitud de mis crías ese día me desconcertó – reanudó la historia – Cuando di la orden de alejarnos montaña arriba para internarnos en el seguro bosque, desobedecieron y caminaron ladera abajo en tu dirección. Ya conocía entonces las costumbres del hombre. Si una de sus crías se perdía solía acudir con muchos a buscarla. Tu proximidad era un peligro para nosotros. Contemplé a distancia y con irritación tu alegría y tus juegos con ellos. Repetí la llamada y ellos obedecieron volviendo pero tu les seguiste. Decidí ignorarte. Ya te cansarías subiendo la montaña o al menos eso creí.

Detuvo su relato como observando el efecto de su palabras en mí. No eran recuerdos los que acudían, eran sensaciones. El frío de mi ropa mojada, el temor a la oscuridad creciente y escozor de pequeñas heridas provocadas por ramas que arañaban.
. – El camino debió ser largo – añadí abstraída mientras seguía buscando en ese lugar de mi mente que aún se negaba a mostrarse nítido – Recuerdo el cansancio, la fatiga de mi respiración.
. – Eras una cría pertinaz y obstinada y con una rara habilidad para seguir el rastro. A veces nos perdías de vista con la escasa luz que aún quedaba pero cuando creía que te habías rendido, aparecías entre las ramas llamando a mis lobeznos. Fue un gran recorrido cuando nos internamos en el bosque. Ya era noche cerrada y la lluvia comenzaba a caer con fuerza. Busqué un refugio y me acomodé con mis lobeznos en una pequeña cueva – irguió su cabeza y sus ojos brillaron con el reflejo de la luna en ellos – En la oscuridad no podías encontrarnos. Te observé mientras dabas vueltas llamando a mis hijos. Extrañamente no lloraste al verte sola. Te hiciste un ovillo bajo un árbol sin un quejido. La lluvia arreciaba, el árbol no era refugio y permití a uno de mis cachorros salir a buscarte.
. – Creía que no te importaba mi destino –dije sonriendo.
. – No se me ha concedido mi don por nada – aclaró reanudando la charla – no eras una niña normal. No perdías el tiempo con lloros. Como el agua busca acomodo en los saltos del terreno, tu luchabas por adaptarte. No sentiste miedo ni a la soledad ni a mi presencia. Ni la lluvia ni el frío ni las dificultades de la ruta minaron tus ganas de seguirnos. Habías captado mi interés.

Continuará....

jueves, 6 de mayo de 2010

El encuentro (II).



En otra circunstancia quizá me hubiese desconcertado ante sus palabras pero me vi concentrada en sus ojos brillantes iluminados por el casi plenilunio y de modo inconsciente rebusque en mis recuerdos, fragmentos que toda mi vida me habían acompañado sin poder relacionarlos con nada. El instinto me dijo que se relacionaban con ese lugar de mi mente que Madre Loba quería que buscase.

. - Recuerdo un sendero de cantos redondeados - comencé a hablar - mi mano perdida en la de la abuela que caminaba como siempre con su paso rápido al que apenas podían seguir mis pequeñas piernas.

. - El lecho del rio. Sigue, vas bien - añadió animándome.

. - Sobre nuestras cabezas flores blancas olorosas.

. - Tu mente se va abriendo a los recuerdo - dijo echándose y apoyando la cabeza sobre las dos patas delanteras, buscando una postura más cómoda para escucharme.

. - El día era gris amenazando lluvia pero yo estaba fascinada y el aire estaba lleno de fragancias y magia. Era la primera vez que la abuela me llevaba tan lejos y yo lo miraba todo con ojos nuevos y deslumbrados.

Si hubiese podido sonreir sin duda lo habría hecho, la interpretación de la sonrisa en su caso se tradujo en una dulcificación de sus ojos mientras me escuchaba

. - La tierra roja - seguí abstraída en los recuerdos - Se abrió ante nosotras un valle con un grupo de gente trabajando entre las planta diseminadas en hileras alineadas. Al poco estalló un trueno y la abuerla me resguardó en la entrada de una roca que no llegaba a ser cueva. Dijo que permaneciera allí mientras ella ayudaba a recoger - hice un alto bajo la atenta observación del animal quen no quiso interrumpir mi concentración - Se me pierden los recuerdos, son sólo imágenes inconexas sin lógica para mí - fijé mi mirada en ella - Durante toda mi vida he pensado que todo eso no eran más que fragmentos de un sueño que había perdurado. Lluvia, olor a tierra mojada.

. - Has hecho un gran esfuerzo y ahora seguiré yo la historia para terminar de abrirte a los recuerdos. En ese valle los hombres trabajaban la planta del vino tan preciado por ellos. Y si, estalló una tormenta. Yo observaba desde la colina acompañada de mis dos lobeznos y contremplé el ajetreo de la recogida. Los hombres se subieron en sus coches sin caballos y partieron a toda prisa - la loba incorporó la cabeza abandonando la postura relajada antes de continuar - Se calmó la lluvia intensa sustituida por un agua relajada y cansina. Fue ahí donde te vi. Abandonaste tu refugio y comenzaste a deambular entre las plantas. La tarde caía y pensé que habían olvidado con las prisas a una cría de hombre - sus palabras fueron abriendo en mi mente imágenes, olores y sensaciones que siempre estuvieron ahí. La loba continuó su relato - Pensé marcharme. No tenías interés para mí. Pronto caería la noche y una niña tan pequeña no podría sobrevivir y menos aún en una noche que sería de lluvia intensa.


Continuará...

lunes, 3 de mayo de 2010

El encuentro

Historias de Madre Loba.
Animated Wolf Pictures, Images and Photos
El encuentro.



Sopla una ligera brisa y llega lejano el canto del búho. Ha sido un día cálido de primavera, el cuerpo está cansado pero la mente se niega al sueño. La ventana es un imán, a lo lejos se recortan las figuras de los árboles del bosque cercano contra la luna casi llena. Me llega un aullido lejano y como una llamada el deseo de acudir.
Sin reflexión mis pasos caminan ajenos a la voluntad, como en un sueño llegó al bosque. Puedo distinguir gracias a la luz lunar que ilumina con claridad espectral las sombras de los árboles. El sonido del arroyo me lleva hasta él, sentada en un viejo tronco me pregunto que hago allí cuando noto la presencia, una impresión de ser observada. Sin percepción física fijo la mirada en un punto con la certeza de que allí está quien me observa y como si fuese la señal se mueven las ramas hasta que su figura surge de la maleza.
Una loba, no sabría decir porque pero sé que es hembra, enorme me mira con ojos penetrantes y como si hablase conmigo misma me digo que debería sentir miedo pero mi ánimo está en calma como el paisaje que me rodea.
Instantes eternos mientras ambas nos contemplamos como reconociéndonos. Se sienta frente a mi.

. – Has tardado mucho – dice mientras se suaviza su mirada – Muchos soles se han puesto desde la última vez que te vi pero sabía que tarde o temprano volverías niña de agua.

Por un momento pienso que es un sueño, la loba me habla y pese a lo asombroso no parezco extrañarme del curioso hecho.
No analizo, si lo hiciese resultaría absurdo, quizá todo es irreal pienso pero sonrío a sus palabras.

. – Sé que te conozco – respondo mientras mi mente intenta recordar – No puedo ubicarte pero tu imagen está en mi cabeza. Tu y yo nos hemos encontrado antes pero debes estar perdida en algún lugar de mi mente al que no consigo llegar pero dime, ¿ porque me llamas niña de agua?.

. – Debes liberar prejuicios para acceder a esos recuerdos. Toda la enseñanza que has recibido está bloqueando la memoria donde me encuentro. Inténtalo y a medida que nos adentremos te iré contando el porque de ese nombre.

Continuará....

Maríant ( M. I)

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